[ cuentosurbanos.com ] Ese día, Don Emilio se levantó más temprano que lo ritualmente acostumbrado. Inicio sus labores a las 4 de la mañana, dejó a su esposa, Doña Ñoshe, en la cama y a sus dos perlas, Carlita y Matías, durmiendo apaciguadamente. Normalmente, la vida comenzaba a las 5:30, pero ese no era un día normal. Había
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